miércoles, 25 de septiembre de 2013

Enigma del Tiempo

Pura Isabella Fermín

“¡Bienvenido, aquí está su horario!” Cada vez que un año académico comienza lo primero que llega a nuestras manos es una tablita con los nombres de las clases con su respectiva hora de inicio y conclusión. Con este papel de valor invaluable en mano sabemos que al menos unas cuantas horas del día estarán bien invertidas. Lo cierto es que, a medida que pasan los años, sentimos que las semanas se escurren como agua entre los dedos. Ya no basta improvisar; se hace necesario que planifiquemos nuestro tiempo.

Desde hace siglos han surgido experimentos y películas que plantean la posibilidad de regresar en el tiempo. Aunque el tema para muchos parezca innecesario o incluso ridículo tiene una razón de ser: ¡Todos de alguna manera hemos deseado dar marcha atrás! Y este anhelo no sólo se nos ocurre ante cosas grandes sino también frente a las pequeñas como: el cumpleaños de un amigo que olvidamos felicitar, el segundo antes del choque, ese otro pensamiento en voz alta… Pese a ello, nos enfrentamos a una verdad ineludible, y es que la máquina del tiempo todavía no existe. Por eso, debemos encontrar la estrategia idónea para hacer que nuestras horas sean empleadas de la mejor manera.

El primer reto que debemos superar para lograr esta misión imposible es darnos cuenta de que el tiempo es valioso, por lo tanto, no da lo mismo perderlo. Un autor contemporáneo escribía que “el tiempo es el oro con que contamos para comprar el cielo”. Desde esta perspectiva valen la pena los minutos que estás invirtiendo para leer este artículo… ¡Felicitaciones por eso!

Ahora bien, de vuelta a nuestro asunto es necesario hacer una distinción importante: hacer cosas cada segundo del día no es evidencia de una buena administración del tiempo. Muchas veces querer correr siempre puede ser en el fondo una puerta de escape para evitar reflexionar sobre situaciones que debemos atender pero a las que tememos enfrentarnos. Por lo tanto, ¡Cuidado con el afán de estar como correcaminos! Quien hace una buena gestión de tiempo sabe que debe haber momentos de calidad en familia, con los amigos y con uno mismo. Después de todo, la vida no consiste en tener contabilizados los milisegundos sino de hacer lo más oportuno en cada momento o, como solemos decir, aquí y ahora.

Detectar oportunidades

En El Despertador Panamericano somos partícipes de esta lucha contra y con el tiempo. Nuestra vida dentro del periódico resulta una excelente invitación para plantearnos que la genial idea del horario vale la pena tomarla, no sólo para las clases, sino también para el resto del día. 

Un conocido profesor de la Universidad Panamericana sugiere que el día debe contar con ocho horas para el trabajo, ocho para el descanso y las otras ocho para el entretenimiento. Para poder llevar a la práctica esta sugerente división temporal es indispensable que durante cada tercio del día tengamos la cabeza en el presente. Si trabajas o estudias, que sean tus labores las que tengan toda tu atención y, de igual manera, en el deporte, el pasatiempo, tus amigos, tus familiares, tu novia o novio. Saber estar, aunque no lo parezca, no es fácil: exige orden y madurez.

Justo ahora todos nos enfrentamos a situaciones que nos llaman a hacer las cosas con mayor dedicación y cuidado, algunos inician la vida universitaria, otros están en medio y quizá han empezado a trabajar también y, otros nos enfrentamos con el inminente gran salto a la vida real. Cada una de estas etapas vividas con la idea del aprovechamiento del tiempo ofrece preciosas recompensas: un trabajo bien hecho, relaciones personales incondicionales y, sobre todo, y aunque pueda sonar exagerado, paz. Si te sientes agobiado en algún momento, pregúntate cómo podrías invertir mejor tu día; seguramente descubrirás que hay un sinfín de posibilidades que antes habían estado ocultas o te pasaban inadvertidas. Finalmente, como habíamos dicho hace rato “el tiempo es el oro con que compramos el cielo”.

          

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