Por Nandy Barajas
Hace poco nos emocionamos al ver una película inspirada en el cine mudo de los años 20. Esta grata sorpresa fue El artista (2011) de Michel Hazanavicius. Para las nuevas generaciones, fue un redescubrir del cine clásico, pues hasta técnicamente la película se veía como las de hace casi una década. Y ahora con Blancanieves no sólo seguimos reviviendo lo que parecía ya una época olvidada, sino que realmente disfrutamos con tanta emoción que los espectadores nos sentimos niños frente a la pantalla, mientras vemos una nueva versión de la historia clásica de los hermanos Grimm.
Tenemos un nuevo giro: estamos en España en medio del ambiente flamenco y los toros, la identidad castizo al máximo. Se respira baile y corridas por todos los rincones: en la música, la imagen, los vestuarios, los escenarios... en todo momento. Esto hace que esta nueva versión de Blancanieves tenga más personalidad que todas las que hemos visto hasta ahora. Comparándolas con las otras películas inspiradas en la misma historia que salieron el año pasado, Mirror Mirror (Singh) y Snow White & the Huntsman (Sanders), la producción española está perfectamente colocada en el punto medio: tiene momentos de realismo y seriedad sin caer en la sombría depresión de la versión de Sanders, ni tampoco es tan ridículamente infantil y alegre como la de Singh. En el Despertador Panamericano, el filme de Berger es el que más nos gusta de los tres.
Tal vez no tiene los increíbles efectos visuales de Snow White & the Huntsman ni el presupuesto de diseño de producción de Mirror Mirror, sin embargo la música, fotografía, simbolismos y personajes destacan a Blancanieves de las otras películas, que tienen bien puestas sus etiquetas de money earners y crowd pleasers. El filme español es una verdadera obra de arte bien ejecutada.
La música es perfecta: la mezcla de los sonidos de las profesiones del papá torero y de la madre cantante y bailarina, con la danza perfectamente integrada con lo que se escucha.
Por otro lado, la fotografía es simplemente exquisita, marcada por los contrastes en las diferentes etapas de la vida de la protagonista. Al principio, en la vida de Blancanieves con su abuela, la luz es pareja y natural. Pero cuando se muda a la mansión, las sombras predominan: manchones oscuros y alargados con pocos rastros de luz, tétricos y misteriosos.
Innumerables simbolismos y relaciones tiene con la historia original. Cuando meten el vestido de su primera comunión en la tina y al sacarlo de ahí, es negro como el azabache: la felicidad de un momento es opacada inmediatamente por la cruel realidad. En cuanto a la relación con la historia de los Grimm, en vez de tener un espejo que le dice a Encarna que su enemiga aún está viva, es la portada de la revista la que le revela la noticia, ambos son símbolos de la vanidad de la madrastra.
Como en los cuentos clásicos de niños, es muy fácil identificarse con los personajes buenos y odiar a los malos. Tenemos dos que quedan en un área gris, más intermedia: Antonio Villalta y el enano gruñón. El primero ofrece una excelente y conmovedora actuación, que si en principio no podíamos entender cómo le había dado la espalda a su hija, rápidamente lo perdonamos.
Como espectadores y amantes del cine, le agradecemos a Berger su visión y el viaje por el que nos lleva a redescubrir a Blancanieves.
FICHA TÉCNICA
Blancanieves
España, 2012
Dirección: Pablo Berger
Guión: Pablo Berger
Producción: Ibon Cormenzana, Jerôme Vidal, Pablo Berger
Fotografía: Kiko de la Rica
Música: Alfonso Villalonga
Edición: Fernando Franco
Cast: Maribel Verdú, Daniel Giménez Cacho, Pere Ponce, Sofía Oria, Macarena García, Ángela Molina, José María Pou, Inma Cuesta.
REFERENCIAS
iMDB, s/f "Blancanieves". Disponible en http://www.imdb.com/title/tt1854513/ consultado el 08/sept/2013
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