Francisco Javier Gómez Barrón, maestro en Ingeniería Industrial y egresado UP
Por María Fernanda Tejeda
Este ingeniero y consultor se ha dado cuenta de que estar más horas en la empresa no siempre es sinónimo de producir mucho y bien.
Reconoce que el enfoque en la productividad es desgraciadamente poco usual en México y que “debemos cambiar el chip si no queremos que cualquiera nos gane terreno en el sector productivo”
Francisco Javier Gómez Barrón es egresado de la Universidad Panamericana y maestro en Ingeniería. Asegura que su gran pasión es la consultoría y en su haber cuenta con 60 empresas puestas al día en siete años. Él eligió la consultoría porque considera que cada organización supone un reto distinto y siente que en una empresa convencional, al convivir siempre con la misma gente y los mismos problemas, se aburre. “Las personas necesitan retos cada día y cada empresa es un reto; a pesar de que hay problemas, aprendes a verlos desde otra perspectiva diferente a la de los que están dentro”. Gómez Barrón es una de esas personas que no soportan la monotonía. Será por eso que, en su tiempo libre, se dedica a impartir clases de emprendimiento.
Como dice este consultor, la primera tarea de un profesional de su ámbito es hacer un diagnóstico para saber qué es lo que tiene la empresa y qué es lo que le falta. El consultor es un asesor que, con información precisa, planea estrategias y evalúa las diferentes opciones que se tienen para mejorar la labor empresarial; a continuación se desplaza a la empresa para evaluar la puesta en práctica de las estrategias sobre el terreno y más tarde mide los resultados. Como dice Gómez Barrón, el consultor “es un acompañante de los procesos de la empresa, él los gestiona y los valida a través de indicadores semanales”.
Como dice este consultor, la primera tarea de un profesional de su ámbito es hacer un diagnóstico para saber qué es lo que tiene la empresa y qué es lo que le falta. El consultor es un asesor que, con información precisa, planea estrategias y evalúa las diferentes opciones que se tienen para mejorar la labor empresarial; a continuación se desplaza a la empresa para evaluar la puesta en práctica de las estrategias sobre el terreno y más tarde mide los resultados. Como dice Gómez Barrón, el consultor “es un acompañante de los procesos de la empresa, él los gestiona y los valida a través de indicadores semanales”.
Lo cierto es que este ex alumno UP es un hombre al que no le gustan las oficinas, ya que ni siquiera en la suya está demasiado tiempo; a él le gusta trabajar por inspiración y es por eso que se entiende perfectamente con la consultoría, al ser esta una profesión en la que puede llevar a cabo su tarea a cualquier hora. Debido a su personalidad independiente, en muy pocas ocasiones le dedica más de un día completo a una empresa. Como él mismo reconoce, tener un buen horario es sinónimo de calidad de vida. “Si le dedicas más días a la semana, prácticamente te conviertes en un trabajador más de esa empresa”, indica.
Contrariamente a la creencia que muchos tenemos, Gómez Barrón desvela que la consultoría en realidad “es un arte” y que es necesaria la inspiración. “Del mismo modo en que un arquitecto necesita tiempo y espacio para trabajar sobre un plano, tú como ingeniero necesitas el momento preciso para que te fluyan las ideas y así poder crear el proceso perfecto”. Explica también que, al llegar a la empresa, necesita medir y tener indicadores para enfocarse a los resultados y la productividad. En ese proceso de trabajo, se ha dado cuenta de que estar más horas en la empresa no siempre es sinónimo de producir mucho y bien. “Muchos empleados van ocho horas diarias los cinco días de la semana y realmente con unas dos horas podrían lograr los mismos objetivos, esa es la tendencia”. Por ejemplo, nos explica que, en Estados Unidos, los empleados cada vez van menos a la oficina, ya que pueden trabajar desde su casa y con horarios flexibles. Lo resume de una forma contundente: “En una empresa lo que importa son los resultados; todo lo demás es paja”.
Al hablar sobre México, Gómez Barrón confiesa que “ese enfoque en la productividad es desgraciadamente poco usual porque los jefes son muy paternalistas, no exigen a los empleados ni el mínimo esfuerzo y, aun así, la gente no quiere mucho a los dueños de las empresas para las que trabajan”. También dice que, aunque el mexicano no tenga esa cultura, actualmente vivimos en una época globalizada donde la productividad compite con la de cualquier país, como ocurre con los productos que se fabrican en China, que salen mucho más baratos que los nuestros. Como dice el consultor, “Una empresa sirve para generar dinero y, si tú no generas ese dinero para seguir a flote, el inversionista debe pensar en mover el dinero a otra parte. Por ejemplo, a la bolsa de valores, donde se puede obtener un rendimiento mayor, incluso tras el incremento de impuestos sobre la ganancia que propone la reforma hacendaria”.
“Los mexicanos debemos cambiar el chip y comenzar a trabajar por los resultados, al menos si no queremos que cualquiera nos gane terreno en el sector productivo”, sentencia el Gómez Barrón. También opina que los jóvenes deben aprovechar su tiempo y atreverse a emprender, al tiempo que se hace necesario, por parte del gobierno, un apoyo a ese sector emprendedor juvenil. “Con la nueva reforma hacendaria, entraremos en una ‘espiral de bajada’, ya que muchos jóvenes de clase media se verán afectados y el consumo se verá retraído, lo que nos llevará a la inevitable merma en la producción nacional y, por lo tanto, en el empleo”, explica.
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